Llegue cansado a la pista y subí hasta el final arriba y me tire, primero me caí enseguida pero consegui levantarme y seguir bajando, y ahí tome velocidad de verdad y no podía frenar y ME HICE MIERDA realmente. Fue tan mierda que me hice ( no me rompí nada ) que en el piso me empezaron a temblar las piernas y me faltaba el aire y no podía ni tomarme las pulsaciones del cuore del temblor que tenía, me saque el cuellito y los guantes y la campera y me quede quieto tratando de poder respirar, cuando me estabilice pensé me voy a la mierda, el esqui y la puta que lo pario. Pero intente una vez mas desde la mitad de la pista, y pude doblar y frenar bien, y subí otra vez, y otra vez salió bien, y me seguí tirando desde la parte más alta y no me caí mas y la verdad es que esta Buenísimo.
En un tiro aparecieron el resto de mi grupo y estaban haciendo un muñeco de nieve, y Caro me saco unas fotos y me grabo y ellos después de fueron y yo seguí en mi mundo. Me sentí como un nene que tiene un chupetin nuevo, y el mundo empieza y termina en el chupetin.
Al rato estaban por cerrar la pista y había habido un accidente de un tipo que se tiro al lado mío y se había roto los ligamentos y gritaba como un marrano, y empece a buscarlos a todos y al rato recién los encontré, se estaban tirando los chicos en la pista de trineos, estaban contentos con el lugar. Caro me dijo: pa esto si que esta bueno ( y claro, era Penitentes, el glamour, es Carolina Ailin, mi Tortita de Manteca, al igual que la rubia, antes muerta que sencilla)
A Evangelina, en la nieve, los ojos se le vuelven de un azul celeste furioso. En los lugares en que la gente esta demacrada por el frío y el cansancio, Carolina tiene la piel de porcelana y una frescura que confirma que la vida es hermosa y que uno tiene a la hija mas linda del mundo , y Evangelina es la mujer que se abre como un continente azul en sus ojos y una actitud que nuestra unas ganas barbaras de ser feliz , y con esos ojos y esas ganas debe bastarle a un mortal de un barrio como el mío para seguir con toda la carne en el asador.
La vuelta fue linda hasta Uspallata, despidiéndonos de la Nieve, y desde Uspallata hasta Potrerillos todos durmiendo y en silencio. Hable con Carlitos por teléfono, el me llamo y le dije no sabes lo que te extraño, el me dijo yo también por eso te llamo, y nada, eso.
Yo esta noche juego con la plata del casino.
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