En el invierno del año 2007 y en lo que fue uno de los mejores viajes que hice estando casado, me fui con mi familia y mis viejos y mis suegros (mi familia en un auto y mis viejos y mis suegros en otro), al norte argentino, más precisamente al noroeste, es decir Tucumán, Salta y Jujuy.
Quince días que quedaron retratados en muy hermosas fotos y en un diario de viaje y básicamente en el disco rígido emocional mío y de mis hijos, al menos.
Cuando pegamos la vuelta, lo hicimos por la Ruta 9, y pasamos por Oran en salta donde le compre a un muchacho unos platos y una bandeja de quebracho blanco de ese monte inmenso los cuales guardo y uso cotidianamente cuando hay algun asado en el que participo. Luego ese día, que habia arrancado abandonando la hosteria en la que nos alojabamos en la ciudad de San Salvador de Jujuy, pasamos por la Posta de Yatasto y transcurrimos la tarde e hicimos noche en la hostería del Automóvil Club Argentino de Rosario de la Frontera, en pleno monte salteño, tierra de Guemes, si la hay y que se precia de ello. Imaginarse a Guemes a caballo por esos montes es imaginarse a hombres de otra dimension, gigantes.
Esa tarde en Rosario de la Frontera, juntó a mi hijo salimos a caminar por el borde del monte aledaño a la hosteria, estaba nublado y amenazaba una lluvia que no llego a lloverse, en una caminata de casi hora y media recogimos unas chauchas (semillas) de varias especies de arboles, que abrimos mas tarde mientras todos tomabamos mate y coca cola en una estufa gigante a leña en el estar de aquella hosteria. Fanatico como soy de las navajas y cuchillos, mi hijo tenia una navajita chiquita que yo le habia comprado y que el tiraba contra los troncos de los arboles a ver si quedaba enganchada, con suerte bastante dispar, pero que sirvio para abrir las chauchas de las semillas. Vueltos a Lanus hicimos germinar esas semillas y una paso del vaso con el secante y el algodon a una latita, y despues a una macetita, y hoy es un pequeño árbol de Ante que tira flores en verano y genera su propia chaucha de semillas y ya pide tierra y que no se realmente donde poner, y que esta en el jardin trasero del estudio en una maceta bastante grande y pesada, esperando destino, al igual que yo.
Pero ese día en medio del monte salteño a la mañana y cerca del mediodía y antes de llegar a Rosario de la Frontera, habíamos ido a visitar la Posta de Yatasto, viniendo como veníamos del norte alto imbuidos de la obra y gesta y sacrificio del general Manuel Belgrano en la época de la independencia y estudiando los chicos en el colegio ( Carlitos 12 años y Carolina 9 ) esa visita que era la frutilla del postre, visitar el lugar en donde habían estrechado sus manos los dos hombres más grandes que dio el país, San Martín y Belgrano.
Un punto sobre Manuel Belgrano, un tipo que que la tenia literalmente atada como decimos en mi barrio, siendo un abogado cajetilla en aquella epoca, el chabon no dudo y abrazo el ideal independentista y se remango la camisa y los pantalones y se metio en el barro y el polvo y mato y junto cadaveres y enjugo lagrimas de risa y de llanto y en eso se le fue la vida. En el Norte Argentino Belgrano es el heroe por antonomasia, si alguno fue al norte vera la mayor influencia de Belgrano que la de San Martin en la historia de la region, sin quitar por ello el hecho de ser las victorias y la empresa de San Martin la que posibilito la Independencia, Belgrano era a pesar de ser un mujeriego indomable, un tipo que la historia trae mas humano, quiza por su formacion mas humanistica que el inmenso Jose de San Martin, digamos que Belgrano no le hacia asco a bailar con la mas fea, como le toco con la suerte dispar de sus batallas y con el inimaginable Exodo Jujeño que llevo a cabo, entre otras cosas. Para ser abogado y como fueron y son los abogados en general (me caben las generales de la ley), bueno, no tenia prurito en bailar con la mas fea, pero se volteo a varias de las mas lindas. En sintesis un capo este Belgrano, para mi gusto, elijo un traje de sacrificio y se le fue manchando se sangre sudor y polvo hasta convertirsele en un traje de heroe de esos que hoy y hace tiempo ya no hay.
Llegamos a la Posta de Yatasto en una mañana nublada y quieta, con nubes bajas y un monte tupido, y éramos los únicos ocho visitantes del lugar , en el lugar solo habia un señor ya anciano. que nos recibió muy amablemente y nos estuvo contando durante una hora y media sobre la historia del lugar, las costumbres, de porque las puertas eran bajas bajas para que no entrén los indios con los caballos, y varias cosas más de las costumbres de la época aquella y de la época actual, cosas suyas como habitante del monte, tomando mate con nosotros, y dado como era a hablar poco mi querido viejo y lo es el que suscribe, y como lo es tambien mi ex suegro el inmenso tano Antonio Martiniello, mi otro viejo, que todavía hace gala de un don de gentes para la charla, de la concha de la lora, pintaba que nos quedabamos toda la tarde con el viejo. Sólo partimos cuando mi vieja y Gabriela y mi entonces suegra se pusieron algo mas que pesadas, por no decir cargosas y rompebolas al grito de "los chicos tienen hambre ", mientras los chicos es decir Carlitos y Carolina ni enterados de la hora y saltando entre los troncos viejos como si nada.
Lo saludamos al hombre este y subimos a los autos y de repente vemos que nos hace un gesto con las manos.
Que pasa? Vengan que tengo algo para ustedes. Salimos otra vez todos de los autos y nos llevo hacia una construcción lindera o mas bien trasera del edificio principal hasta un montón de pedazos de tejas. Hace unos veinte años cambiaron por una copias nuevas las tejas rotas de la posta y estos son los pedazos, de las que sacaron, digo yo, (dijo el) si buscamos podemos armar aunque sea media teja y los nenes,( por mis hijos)se las pueden mostrar a los compañeritos del colegio.
Nos tiramos todos de cabeza entre los tuyos crecidos y mirábamos los pedazos y tratabamos de ensamblarlos como un puzzle y finalmente encontramos tres que calzaban entre si.
Forman algo menos de media teja grumosa y con verdin y es de unos tres centimetros de espesor y se nota el barro y la forma no tan de medio punto, sino mas bien chata (casera), y tiene para mi un valor que no se mide en plata.
Forman algo menos de media teja grumosa y con verdin y es de unos tres centimetros de espesor y se nota el barro y la forma no tan de medio punto, sino mas bien chata (casera), y tiene para mi un valor que no se mide en plata.
Desde entonces se guardaron en el estar de la casa de mis hijos con la promesa de colocar en un cuadro o una madera junto al dibujo de ese histórico apretón de manos y abrazo entre José de San Martín y Manuel Belgrano, en el que se vea el tejado y en ese tejado estos pedazos de barro cocido que atesoramos no solo como algo histórico, sino como la frutilla del postre de esos quince días que todos los que fuimos recordamos como si hubiese sido ayer y que es uno de esos momentos que forman la parte de cristal de roca de mi memoria emocional.
Un momento más de la colección de momentos, apenas.
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