De chicos y mientras que mis abuelos maternos Enrique Raul Seguin, y Francisca De Filippi vivieron en su casa de la calle Nazar, que es hasta que fallecieron, todos los primero de mayo mi familia se reunio, desde que tengo memoria, en esa casa que ahora es de mis hermanos y mia, y que tiene con frente a la calle Nazar 839 de Lanus Este a media cuadra de los Bomberos, una virgen en mosaicos de un metro por sesenta centimetros en una de las paredes de la entrada.
Mi abuelo Enrique, descendiente de vascos franceses y de familia relojera, trabajo toda su vida en dos lugares, primero en Casa Escasanny, donde le dieron una medalla de oro por los 25 años de trabajo, y luego en el estudio del que ahora yo soy socio, con mi viejo.
Mi abuelo Enrique, descendiente de vascos franceses y de familia relojera, trabajo toda su vida en dos lugares, primero en Casa Escasanny, donde le dieron una medalla de oro por los 25 años de trabajo, y luego en el estudio del que ahora yo soy socio, con mi viejo.
Mi abuelo, al que siempre le dijimos el Nono, era de origen socialista, y con Peron se hizo peronista. Pero recordaba siempre que los origenes eran socialistas, como el padre, como el abuelo, que era mas aun, anarquista, y al nono se le ponian vidriosos los ojos celestes cuando hablaba de sus antepasados anarquistas.
Estuvo en el 55 en el bombardeo a la plaza de mayo, vio morir gente al lado suyo, y siempre lo contaba con orgullo de haber participado de esa jornada, decia que habia sido terrible. El habia estado junto con sus compañeros de trabajo, porque en casa Escasanny estaban a pocas cuadras de Plaza de Mayo.
Mi abuela Francisca, la Nona, mi madrina, era una tana que era argentina, habia nacido aca y al año de vida en una rara situacion de inmigracion al reves, se habian ido sus padres para Italia, a Soveria Manelli, en Catanzaro, en Reggio Calabria, lugar jodido si los hay. La nona contaba el porque de los agujeros en la pared de las casas a unos dos metros o algo mas, eran para sacar el rifle y tirar por una vendetta. Luego con veintipico habia vuelto a America, pero era una tana hecha y derecha, y hablaba ni en tano ni en argentino, como todos los tanos viejos, en catamarqueño deciamos nosotros, cargandola. Acentuaba mal las palabras, decia farmaceutico con acento en la U, por ejemplo.
Mi abuela era mas Peronista, o mejor dicho, Evitista, que nadie.
Me acuerdo mi viejo la llevaba a votar y le daba las boletas de Alfonsin o de cualquiera que no fuera peronista, salvo Cafiero, y mi abuela que casi no podia caminar le decia gracias Carlos por llevarme, dame las boletas que yo las meto, pero entre las tetas siempre tenia la de la mano con la V, ella votaba a Peron, y lo decia siempre, mi viejo lo sabia pero siempre repetian la mismas escena, y se reian entre ellos.
Los primeros de mayo, inexorablemente, el almuerzo en lo de la Nona y el Nono, era un ritual.
Ademas de las Selecciones que coleccionaba mi abuelo - del Reader Digest, que aun se siguen acumulando mes a mes en sin que casi nadie las lea pero que que sigo suscripto por un mandato de ellos - invariablemente en ese living habia un tocadiscos, con musica de tres tipos, Gardel, Julio Sosa, y Hugo del Carril.
Y los primeros de mayo, siempre e invariablemente se hacian unas ravioladas de muerte. El sofa en el que yo dormia (desde chico y hasta los 18 años y aun mas todos los miercoles de mi vida fui a dormir a ese sofa luego de comer como un leon la pizzera llena de milanesas y sopa de arroz con muchisimo queso que la nona me preparaba mientras mirabamos Grandes Valores del Tango, No Toca Boton y el Show de Benny Hill) y en el que luego de las 12 de la noche escuchaba con una radio portatil debajo de la almohada El Loco de la Colina., ahi decia, en ese sillon, los primero de mayo se desparrmaban los ravioles caseros de espinaca que preparaba la nona y desde la cocina llegaba el calor de las ollas (dos o tres grandotas) que hervian agua para los ravioles y empañaban los vidrios del living y de la cocina.
El queso se rayaba en un rayador comun, de lata, justo antes de la comida con sumo cuidado y esmero, me acuerdo tambien no se porque de la maquinita de picar carne, de fundicion, que se agarraba a la mesada, y ahi picaba la carne para las albondiguitas, y ahi tambien se rayaba el pan para las milanesas.
El queso se rayaba en un rayador comun, de lata, justo antes de la comida con sumo cuidado y esmero, me acuerdo tambien no se porque de la maquinita de picar carne, de fundicion, que se agarraba a la mesada, y ahi picaba la carne para las albondiguitas, y ahi tambien se rayaba el pan para las milanesas.
En ese living con olor a harina, los dias primero de mayo, mi abuelo ponia a Julio Sosa, y ponia siempre, invariablemente, dos canciones mas, que cantaba siempre Hugo del Carril.
Una era la Marcha Peronista, y otra era la Marcha del Trabajo. La del trabajo la ponia varias veces en el tocadiscos, la peronista quiza una vez temprano y si o si, al mediodia una antes de sentarnos todos a la mesa.
Pero tres o cuatro veces yo escuchaba todos los primeros de mayo y me parece oirlo aun a Hugo del Carril cantando el inicio de la marcha del trabajo, desde una lejania y como una letania, desde un disco de 33 revoluciones de pasta, que arrancaba: "Hoy es la fiesta del trabajo/ unidos por el amor de dios/ al pie de la bandera sacrosanta/ juremos defenderla con honor....."y despues no me acuerdo como seguia, pero eso lo sigo escuchando desde el fondo de los recuerdos.
Esas canciones las ponia a todo trapo, el pobre tocadiscos a full, y nada, despues a sentarse a la mesa, la raviolada inmensa, con carne de cerdo, de pollo y de vaca, siempre con tuco abundante, con albondigas que parecia que las hacian los angeles del cielo, con el queso rayado chiquito puesto en cinco o seia tacitas de cafe, que eran una delicia (mi vieja anomestandonos con No coman el queso antes que este lista la comida, y nosotros que igualmente metiamos la mano en las tacitas) y esos ravioles, incomparables, sublimes, que nunca mas comi ni comere. Solo reemplazados quiza, alguna vez, por unos canelones que desde que falto la Nona, faltaron de la faz de la tierra.
Recuerdo del disco rigido personal, la Marcha del Trabajo que se ponia en esa casa desde temprano y varias veces, y los vecinos que pasaban y miraban para adentro y saludaban, y nosotros en el mejor de los mundos, con los ravioles, con la carne, con el queso a discrecion, o con los canelones mas ricos de la historia del universo.
Esa masa gruesa y amasada con el amor de una abuela, esos repasadores blancos de tela blanca desparramados en el sofa y la mesita del living, y esa fina capa de harina desparramada en el sofa para orear los ravioles recien hechos, olor a harina, olor a agua hirviendo, olor a carne con tuco, olor a amor de abuelos.
Esos fueron mis primeros de mayo imborrables, irrepetibles, hermosos.
Con mis viejos, mis hermanos, mis nonos, y con Hugo del Carril.
Feliz dia del Trabajo a todos, porque todos somos trabajadores en lo nuestro.