Recorrer de tus mares la costa
barrenando caderas
y bordando tus olas.
Encender tus aceras,
proteger tus fronteras.
Tocar tu piel con mis manos,
la tierra con las yemas de mis dedos,
y llegar a captar tu centro
que es mi paz y mi bien.
Hacer mi morada en tu oasis
y nada, y quedarme ahí,
perdido en el trigal de tu pelo
como un chico en día de fiesta,
como un chico jugando,
en un mundo de caramelos.
en un mundo de caramelos.
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