La semana santa eran huevos de chocolate en todas las formas posibles.
Los traian los angelitos, seres siempre rubios, blanquitos, regordetes y con bucles.
La pintura de esos niños rubicundos me llamo siempre la atencion en la Parroquia del Sagrado Corazon en mi Lanus querido, y en un costado, como novedad y en una muestra de democracia racial y divina, dos angelitos negros, aunque en segundo plano, tambien habitaban el cielo del altar del padre Carlitos Poledri.
La semana santa eran chocolates y roscas, para todos los hijos y nietos y primos.
La imagen de mi hijo en el fondo de la casa de mis viejos con un año y pico de edad, bajo un sol esplendido y vestido de tiroles con gorro y shortcito con tiradores rodeado de kilos de chocolate en todas las formas imaginables.
Pero la semana santa ademas de chocolates es el recoradatorio de la muerte y resurreccion de un tipo.
La semana santa es la Pascua de resurreccion.
Es un mensaje.
La Pascua es "EL" hecho de la historia religiosa en donde Jesus se entrega, deja que lo boleteen, y nos salva.
Y se convierte, como dirían en el barrio donde si hoy volviese, podría aparecerse, en "el mas poronga de todos los porongas". Pero no por violento sino por su entrega total, por vivir con el corazón en la mano, por ser el que vive dando amor, no eran porongas los soldados, era poronga el crucificado, no era poronga el pueblo que pedia su cuota de sangre, El pueblo dos dias antes cuando Pilatos les dio a elegir a quien liberaba, eligio al ladron, eligió a Barrabás, no a Jesus.
Y se convierte, como dirían en el barrio donde si hoy volviese, podría aparecerse, en "el mas poronga de todos los porongas". Pero no por violento sino por su entrega total, por vivir con el corazón en la mano, por ser el que vive dando amor, no eran porongas los soldados, era poronga el crucificado, no era poronga el pueblo que pedia su cuota de sangre, El pueblo dos dias antes cuando Pilatos les dio a elegir a quien liberaba, eligio al ladron, eligió a Barrabás, no a Jesus.
Este morir y renacer del tipo más poronga (al punto de ser el hijo de Dios) nos tendría que llevar a pensar en esa capacidad del renacer del ser humano.
No festejo las pascuas hace un tiempo ya, alejado como soy a los festejos y las reuniones, pero me lleva a pensar ese renacer.
Morimos y renacemos.
Morimos varias veces en nuestra vida siempre un poco, en parte o en todo, enteros o de a pedacitos, morimos un poco cuando nos cambian el escenario y los equilibrios que creemos incolumes y que pensamos nos dan seguridad.
Y no es malo ello, la muerte es parte de la vida, el tema es cuando nos dejamos morir, ahí cagamos la fruta, como decía mi viejo.
Nos dejamos morir cuando transamos con la rutina cobarde de cuidar el empate.
Morimos varias veces en nuestra vida siempre un poco, en parte o en todo, enteros o de a pedacitos, morimos un poco cuando nos cambian el escenario y los equilibrios que creemos incolumes y que pensamos nos dan seguridad.
Y no es malo ello, la muerte es parte de la vida, el tema es cuando nos dejamos morir, ahí cagamos la fruta, como decía mi viejo.
Nos dejamos morir cuando transamos con la rutina cobarde de cuidar el empate.
Nos dejamos morir porque somos unos cagones y porque no entendemos que la vida es morir y renacer y no vemos y no aceptamos los cambios y la realidad nos pasa finalmente por encima. Y muchos lo entendemos no por valientes, sino porque un dia nos llueve en el medio de la calle y nos quedamos mojados y en bolas y debemos recomenzar a tejer una nueva realidad.
Tan contradictorios y cagones somos que a los chicos les regalamos un montón de huevos de chocolate pero les decimos come uno oso guarda el resto y se quedan mirándonos. Miran lo gansos que somos y la represión que tenemos. Después a los meses nos comemos esos mismos chocolates que eran marrones, ahora blancos de tanta heladera que le impusimos.
La vida es siempre renacer.
Y es el viento en la cara.
Es recrearse y reinventarse, eso es la vida. La semilla que es planta y luego arbol, y luego arbol que se seca un dia y vuelve en otra semilla, con las mismas flores y la misma madera y el mismo aroma.
Tan contradictorios y cagones somos que a los chicos les regalamos un montón de huevos de chocolate pero les decimos come uno oso guarda el resto y se quedan mirándonos. Miran lo gansos que somos y la represión que tenemos. Después a los meses nos comemos esos mismos chocolates que eran marrones, ahora blancos de tanta heladera que le impusimos.
La vida es siempre renacer.
Y es el viento en la cara.
Es recrearse y reinventarse, eso es la vida. La semilla que es planta y luego arbol, y luego arbol que se seca un dia y vuelve en otra semilla, con las mismas flores y la misma madera y el mismo aroma.
Se entiende a las buenas o se entiende a las malas. Y el renacer es tambien incomodidad y dolor, pero por sobre todo es una paricion de ganas de dar y de recibir.
Ese morocho crucificado hace dos mil y monedas de años, deja. Un mensaje que nada tiene que ver con huevitos y conejitos de chocolate ni con roscas con huevos duros adentro.
Y pienso que quiza la pascua no sea solo en terminos temporales, en la semana santa, si entendemos la vida como esas pantallas de los videojuegos que cuando la tenes clara te la cambian.
Quiza la pascua es un renganche en el chinchon que jugamos a diario. La posibilidad de reacomodar las cartas del corazon y jugar siempre otra mano de nuevo, a ver si nos viene un juego o dos y podemos cortar una vez el mazo nosotros como realmente se nos de la gana.
Quiza la pascua es esa resurreccion, diaria, vital, sin chocolates, sin angelitos.
Quiza la pascua sea la mirada de los hijos cuando se rien o cuando siguen descubriendo la vida que les toca. Quiza sea ver ese lado de la cama nuevamente ocupado.
Quiza es el viento en la cara, el sol de la mañana, o el atardecer silencioso de la hora de la oracion.
Quiza la pascua es cada renacer y cada momento de esperanza y de alborozo.
Quizá sea pensar siempre en lo que nos debemos a nosotros mismos, y plantearnoslo como algo posible.
Quiza sea eso, o quiza no.
Prefiero pensar que son esas cosas.
Prefiero pensar que son esas cosas.
Y tambien, porque no, finalmente, algun chocolate.
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