El primero de enero de este año, junto a Valerio, mi amigo, arrancamos al mediodia para Pinamar las vacaciones de verano. Llevamos a un amigo de Valerio, el Cabezon Carlitos, y varias cosas en la camioneta, trailer, cuatri, etc.
Sin perjuicio de haber perdido la heladera en la ruta 6 y haberla encontrado luego, el viaje de ida fue de charla entre hombres, de 40 y algo mas. Dos frases del Cabezon quedaron en mi cabeza dando vueltas en esa epoca:
"muchachos... hay que tener un corazon gigante, y un pedacito para cada una "
"si esperan ganarse minas en enero, van muertos, pero van a ver otra cosa, van a ver a los pibes y las pibas, eso saben que es ?.... eso es frescura."
Y alli fuimos con Valerio, y luego se sumo el Colorado Diego Aguirre, que venia de San Cayetano, de la casa de Marchesin. Y pasamos unos dias inolvidables, conocimos a Ivana Genovessio, hincha de lanus a prueba de balas, que fue una mas de nosotros, y ahora es una querida amiga, aunque no se lo diga siempre que la veo. Y la rematamos con la llegada de mi hijo y los amigos, los mellizos Matias y Nicolas Gonzalez, Federico Pan, y Guido Rellan, que tomaron la posta en el departamento, lo que no fue obstaculo para pasar el ultimo dia en el fondo de los medanos, clavandonos los nueve (Ivana incluida) todas las existencias de fernet, dandole masa a los cuatri y a la camioneta, gritando como energumenos, saltando solos en el fondo del arenal, llenandonos el alma.
Y el Cabezon Carlitos tenia razon, si algo coseche yo, al menos, fueron amistades, dos o tres, ademas de agrandar un poco mi vientre y castigar a mi higado con champagne y pronto shake todos los benditos dias, en el departamento, en los boliches, en la playa, en el fondo de los medanos, en todos lados, y basicamente frescura.
Nos llenarnos de frescura.
Como enero es un mundo de adolescentes, medio nos convertimos en los tios que llevaban a bailar a los que hicieran dedo, y llenando la camioneta de adolecentes, los llevabamos a los boliches, mientras haciamos nuestra ronda obligatoria antes de terminar en cualquier lado.
Tambien fuimos a bailar al boliche en que el cabezon hacia seguridad, y la verdad eramos los unicos de 40 y pico en un boliche de mas de mil de 17 18 y 19.
Fue algo realmente hermoso ver a esos pibes que a esa edad saben que no tienen techo, como disfrutaban, entre ellos y con todo el mundo, tenian frescura, faltaba que nos rindieran un homenaje, nos saludaban todos pareciamos los dueños del boliche o jeques arabes, rodeados de chicas de la edad de mi hijo, que se sacaban fotos con nosotros. Me acuerdo a la salida del boliche habia uno que no se podia mover, lo ayudamos con Valerio a cruzar la 3, y lo sentamos en el cordon de la vereda, nos miraba y se reia, y enseguida llegaron los amigos, que lo cargaban y lo acompañaban, y nos agradecieron que lo hayamos ayudado a cruzar la calle.
Capaz con algun porro encima, algunos un poco mas grandes, pero sin hacer bardo. No es bueno para los chicos (ni para los grandes) el porro, pero hay gente que lo consume, con el peligro de entrar a algo mas heavy. Me acuerdo una noche a las dos masomenos estabamos con el Colorado y Valerio perdidos en Gesell buscando la entrada a la playa para volver a Pinamar por la playa, y la verdad cuando pasamos cinco veces por el mismo lugar dijimos vamos por la 3 y se va todo a la mierda. No encontrabamos la 3. Ni veiamos a nadie para preguntarle. Hasta que en una de esas vemos a dos que se estaban fumando un canuto, unos veintimonedas de años. Che flaco le preguntamos sabes donde queda la 3? El flaco nos mira, mira al que estaba al lado de el, y nos dice ni la mas puta idea, pero estoy re looooco, y se empieza a reir, y el otro nos dice, es verdad, esta re looooco, sin darse cuenta que el estaba igual de loco. Bueno con estos no podemos contar, dijimos, y seguimos. Estos dos estaban a mitad de cuadra, cuando llegamos a la esquina, estabamos en la esquina de la Shell que esta a la entrada, en la 3.
Vimos grupos enteros cantando "la concha de tu madre all boys" a los gritos pelados, y cantamos con ellos.
Me acuerdo cuando en un dia de lluvia agarramos un charco que era una laguna y el agua tapo la camioneta y perdimos la patente, y despues nos metimos en el charco hasta las rodillas pisando a ver si la encontrabamos, ni modo, a la vuelta al registro, triplicado de patente.
La pata de cordero que mi querido ex suegro me guardo de la navidad, que con Valerio nos comimos y despues no nos podiamos mover.
La entrada a Gesell a la altura del autocine, con un operativo de alcoholemia, television y fotografos incluidos, me sacan la camioneta pensaba yo, hasta olor a champagne tenia encima, y la camioneta regada de botellas que hasta ruido hacian en el piso, y parados a cien metros del control ellos esperandome y estos dos dandome como doce caramelos sugus para poder enfrentar a la pipeta bendita, y aunque cueste creerlo, salir airosos, y festejarlo con las botellitas de pronto shake que quedaban junto a Valerio y al Colorado.
El champagne en la playa con ese ruidito que hace el corcho al ser expulsado de la boca de la botella y que hace que no menos de veinte tipos giren la cabeza, y ese mareo de las seis de la tarde que viene despues.
Los mojitos y caipirinhas de CR, al mediodia, inolvidables.
El colorado que se hacia el guapo y lo tuvieron que sacar los bañeros, che no cuenten nada, tranqui colo que somos una tumba.
El colorado puto que se levanto a tres minas y me grabo un video en el que a una se le escapaba una goma, y que nunca dio despues la cara.
El Colorado que no paraba ni un segundo, que parecia que le daban cuerda a la madrugada.
Los pibes que vimos, estaban libres, y no porque no estuviesen con los padres, estaban libres porque se sabian sin techo.
Y vivian plenamente todo el dia. Y la noche mas aun.
Y nosotros tambien.
Buenos pibes, respetuosos de los mayores, como lamentablemente eramos nosotros, je.
Vivimos los momentos, como pintara, una experiencia enriquecedora, y refrescante, sobre todo. Nos dimos un baño de frescura.
La noche en el boliche La Luna, rodeado de tipos en pedo y totalmente dados vuelta, muchos pesos pesados, y de bagartos y ninguna princesa, que se creian Penelope Cruz, y los tres con un pedo para treinta.
Y los panchos infaltables de pancho pueblo todas las noches a las cuatro y media o cinco, antes de ir a dormir.
Estuve veinte dias seguidos acostandome a las cuatro y media, porque ya venia de una gira desde navidad, las fotos dan cuenta de la noche que traia encima. Los ojos negros, pero el alma iluminada.
Eso hacen los chicos, y eso los hace sentir libres, rebeldes, pareciendo que se portan mal.
Pareciendo solamente para los demas, para los de afuera, que como siempre digo, siempre son de palo.
Es que cuando para los de afuera somos riculos o nos portamos mal, quiza para nosotros, como dice una cancion de los caligaris, sea probar algo, sea sentir algo, sea picar algo.
Ellos (los Caligaris) dicen en una cancion que se llama me gusta portarme mal, un concepto que tambien, al igual que la frase del cabezon Carlitos, nos rompio la cabeza y nos dijo era esto, aca estaba, esto sentimos en estos dias de convivencia: "... la carnada de la libertad"
Bien entendida, of course.
Asi se cumple con la obligacion de ser felices.
Frescura, sonrisas, siempre lo mismo, no hay vuelta,
Grita si queres, canta desafinado, como te salga, porque aunque para los demas estes desafinando, en tu corazon va a sonar en forma melodiosa.
Lo unico que nos salva de la muerte, amigos, la mente libre
Todo puede pasar asi,
Tenemos la edad que sentimos, vivimos lo que sentimos, somos lo que sentimos.
Y es bueno sentir frescura en el alma, ese debiera ser nuestro norte, siempre.
Como los chicos, que no tienen techo en su alma.
Que tienen frescura.
Que tienen frescura.