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miércoles, 27 de julio de 2011

ARCHIVOS DEL DISCO RIGIDO CAPITULO II

LANUS - DUGLAS


El Sierra de mi Tio Miguel:
Un año de la decada del '80, no recuerdo cual,  mientras el granate de mi vida militaba en el Nacional B, mi tio Miguel Angel (o Miguelito como le decian todos menos nosotros los sobrinos que le deciamos tio Miguel, con acento en la i, no en la e). tenia un Ford Sierra XR4, la coupe que en esa epoca era una novedad, color gris oscura con vivas lineas rojas en los costados, fruto del puesto que tenia en la empresa Atanor donde desempeñaba un cargo en el directorio. El auto era una novedad ademas porque hasta la llegada del Sierra de origen ingles los autos la  mayoria de los que habia en el pais eran todos o casi todos medio cuadrados o casi cuadrados, con formas cuadradas quiero decir.
Nosotros (lease el Curly lease Marianito lease el hijo de mi tio Miguel Angel lease mi  primo menor, Jose Antonio lease Trapito lease mi otro primo menor pero mayor que el Curly, Christian lease el primo de Jose Antonio y de Luis pero que no era primo mio, Martin  lease amigo de Trapito y luego mi cuñado, y yo) ibamos siempre de local a ver a Lanus a la tribuna de Alejandro Solito  mas hacia el codo de Italia Chica habitado por los viejos vinagres, pero y a esto es a lo que queria referirme es que ibamos a todos los partidos de visitante, Rosario, Dalmine, Moron, Santa Fe, La Plata, y a los demas, que si bien no eran tan lejos en aquella epoca como ahora, habia que ir un sabado a la tarde, dejar todos los programas de la adolescencia y seguirlo al grana.
A mi particularmente de esos viajes me queda la imagen del Sierra volando por el aire, la panza de uno que se le subia hasta el cuello cuando el auto pasaba por un puente corto y despues el golpazo cuando nuevamente el auto tocaba el piso con sus cuatro ruedas, porque siempre ibamos medio tarde, habia que juntarnos a todos nosotros, empezando por el Curly que vivia con mi tia Alex - mis tios se habian separado. Yo iba menos pero igual viajaba cada tanto con ellos.
Cuando estabamos todos en el Sierra apelotonados y achicharrados saliamos a los pedos a donde fuera. Y la verdad es que el Sierra sacaba chispas. Me acuerdo que mi viejo tenia en esa epoca un Ford Falcon Deluxe motor 221, que yo lo comparaba con el Sierra y el Falcon parecia un dinosaurio, un toro, ya lo se, pero viejo. Una vez nos fuimos a Balcarce y dimos tres vueltas en el autodromo de La Barrosa y el Falcon tenia solo tres marchas y palanca al volante y asiento entero adelante, dimos las tres vueltas en tercera y en las curvas nos ibamos de costado en el asiento. El Sierra tenia butacas, caja de quinta y palanca al piso. Yo tengo la imagen del Sierra volando y sacando chispas, y esto es literal, ojo, porque el tio le daba para que tenga para que guarde y para que archive al taco y en las rutas que habia entonces (no habia un puto peaje) los pozos y los desniveles de las rutas y/o avenidas se sentian fisicamente en el auto, que ademas de ser un coche bajo de por si venia cargado hasta la  manija, casi siempre seis personas. Entonces yo que siempre iba en el asiento de atras con alguno a upa me habia agarrado la costumbre de luego de sentir algun golpecito en el piso del auto, una piedra o una rebarba del asfalto contra el tanque de nafta o la rueda de auxilio mirar para atras y se veian las chispas que se alejaban en la ruta. En cada golpe y cada sacudida me acuero que el tio decia ¡Paga Atanor!.

La Cita:
En una tarde octubre de aquel año que no me acuerdo aunque si me acuerdo que era octubre o noviembre, por el calor que hacia y el verano acercandose la cita era en la esquina de Corrientes y Bouchard, en la esquina del Luna Park, a las seis de la tarde, y recuerdo perfectamente eso si que era un miercoles y que jugabamos con Douglas Haig de Pergamino a la noche, no se si a las diez o a las nueve. Eramos Trapito, Martin, Cristian y yo en Corrientes y Bouchard los cuatro con los pantalones cortos y en remera y algun buzo por si refrescaba que nuestras viejas nos habian enchufado cariñosamente parados entre un mundo de gente que salia de laburar y que de nosotros, del partido que se jugaba esa noche en Pergamino y de Lanus evidentemente no sabian un carajo. Mi tio salia a las seis en punto de ahi  nomas, de Atanor que quedaba en Sarmiento casi en el bajo. Como no podia ser de otra  manera, aparecio el tio a las seis y cinco, de impecabla traje negro, camisa blanca y  corbata roja en el Sierra, nos subimos y salimos cagando, ya andabamos tarde, para variar. Salimos por la General Paz, por River, y en el Automovil Club de Florida que estaba apenas comenzada la Panamericana (antes de la ampliacion) el Tio entro de impecable traje al baño y con un bolsito en la mano, a los dos minutos sale con pantalones cortos  Le Coq Sportif, chombita y zapatillas blancas manchadas eternamente de polvo de ladrillo,  el saco y lo demas en una percha que fue a dar al baul del Sierra.  Todos arriba de nuevo y a la ruta.

Comestibles:
En la RN8 y ahora tampoco ni en pedo me acuerdo en donde, paramos en un mercadito a la vera de la ruta (en esa epoca no estaban las estaciones de servicio con los minimercados), los famelicos granates tomamos por asalto el negocio. Que compramos tio, agarren lo que quieran yo los espero en la caja, listo tio. Y nos desparramamos en el mercadido llamando la atencion de un guardia de seguridad que nos marcaba como el cuatro de Almirante Brown. Cuando finalmente nos abarrotamos de viveres pan lactal, fiambre, galletitas rex, okebon coca, cindor agua y cepita mi tio pretende pagar con una tarjeta de credito mientas nosotros que no teniamos ni dieciocho años mirabamos en silencio como pagaba con una tarjeta de credito, eramos medio del campo, ya lo se. Pero la cosa es que la cajera mira la tarjeta y dice con esta tarjeta aca no se puede pagar y mira al de seguridad y el puto ese que le devuelve la sonrisa a la cajera y nosotros que vemos la sonrisa de la cajera cagandonos la compra, que miramos al de seguridad tambien con esa sonrisa de los cagamos y que miramos al tio Miguel, y el tio que agarra y levanta la mano a un metro mas o menos de la cinta de la caja sosteniendo la billetera, la cajera, nosotros y el de seguridad que lo miramos y el tio que con la otra mano desengancha un boton de la billetera que protegia un portatarjetas y las tarjetas de credito que se van derramando como una catarata hasta quedar todas en la cinta de la caja, dos master, dos visa, una american express como minimo, una diners, una cabal, no menos de dos o tres doradas y el mismo tio Miguel que le dice a la conchuda de la cajera ¿Puedo pagar con alguna de estas en este boliche? y nosotros cuatro que salvados del naufragio y del oprobio que empezamos Dale Lanooo, Dale Lanoo, Dale Lanoo, Dale Lanoo.... y el de seguridad y la cajera, definitivamente derrotados.

Luces en la Ruta:
En un kilometro no determinado de la RN8 y ya anocheciendo, mas de noche que de dia, a mano izquierda vimos unas luces de colores a en una casa, ahi nomas de la ruta, sin carteles. Bombitas rojas, azules, amarillas, verdes, anaranjadas, en la puerta que da a una galeria se adivina una luz azul en el interior. Las chicas a esta hora temprana estaban las cuatro sentadas en la galeria y en sendas sillas blancas apoyadas contra la pared mirando la ruta y con las piernas cruzadas, dos a cada lado de una mesita que tambien esta contra la pared, y en la que se ve un mate y una pava.

Partido:
Pergamino queda a  unos doscientos cincuenta kilometros de Lanus, nuestro lugar en el mundo y nuestra patria. Es una ciudad pujante que un miercoles de octubre o noviembre a las diez de la noche no tiene un puto programa mejor que ir a la cancha todos con los colores del Milan (para los que no lo saben la camiseta de Douglas Haig, o del Duglas como le dicen ellos es de color rojo y negro a bastones verticales, menos bastones que la del Milan, pero bastante parecida) a ver el futbol, mas cuando juegan contra un grande, nosotros en este caso, a ver si el Duglas le gana a los porteños. Algo mas de diez mil personas en la cancha, cancha en aquella epoca con una tribuna lateral de cemento en la que terminamos los hinchas de Lanus que arribamos sobre el pucho de la hora de inicio en ocho o nueve autos y un micro en el que estaba siempre el Sapo, el Japones, el tano Velorio y otros  de la barra de aquel entonces. La tribuna no tenia divisiones entre locales y visitantes,  igual nosotros no llegabamos a los ochenta en numero en el medio de esa tribuna, en la que habia casi cinco mil hinchas de Duglas y mas de cien policias cuidandonos a nosotros solos que estabamos en el medio de los de Duglas, la tribuna tenia una franjita granate  marcada por una bandera larga enganchada en el alambre perimetral y que iba hacia la parte superior de la tribuna, gritabamos como locos pero nadie nos escuchaba. Igualmente y aun con franca inferioridad numerica en las tribunas, los granates ganamos dos a uno, estoy casi seguro que el segundo gol fue de Villagran, ganamos como nosotros esperabamos y como ellos sospechaban.
Cuando Lanus metio el segundo gol, Cristian que se habia subido a un paraavalanchas sosteniendo la bandera larga, se descoloco con un !Aprendan chacareros pelotudos¡ y nosotros lease todos los de Lanus que primero lo miramos y despues que lo queriamos matar, y los chacareros pelotudos que median todos dos metros que se nos vinieron encima y los policias que gracias a dios estaban rodeandonos que no sabian como pararlos.
El partido termina con nosotros vencedores y la policia haciendo salir primero a todos los de Duglas, y al final logran hacernos salir  a nosotros esquivando ladrillos enteros con los que nos tiraban los chacareros pelotudos de Cristian, rodeados de dos policias por cada uno de nosotros. Asi llegamos al auto.

Colera:
Ya en la seguridad del Sierra buscamos un lugar para comer algo, eran mas de las once de la noche un miercoles y en Pergamino. Los unicos lugares estaban minados de camisetas rojinegras y los tipos calientes, asi que tuvimos que irnos sin comer.
En la ruta paramos en el primer lugar que vimos y compramos unos sanguches de milanesa frios o algo asi, que al ratito nomas empezaron a pasarnos factura en las tripas, a la hora pediamos a gritos un baño, ademas no habiamos podido ir al baño porque llegamos a  la cancha sobre el inicio del partido, durante el partido era un mundo de gente, y a la salida casi nos cagan a trompadas, asi que pediamos un baño en forma urgente. Solo encontramos una estacion de servicio con las puertas de los baños desvencijadas, bajamos todos, yo no pude hacer nada por el olor que habia, queriamos cagar pero era imposible, mejor los yuyos, el baño no se podia ni pisar, imaginense ustedes lo que era. Igual el Tio Miguel y Martin entraron y algo hicieron, cuando volvian al auto tratando de secarse la suela de las zapatillas, Trapito le pregunta al Tio no tenes miedo de agarrarte colera. El otro le dice aca el vibrion del colera no esta, como sabes le repregunta Trapito, porque se lo comieron los cocodrilos que hay en el inodoro le contesta el tio.

Las mismas luces:
Ya en plena madrugada volvimos a pasar por el boliche de las luces de colores, que esta vez quedaba a nuestra izquierda. Las sillas y la mesa seguian en la galeria No habia ni pava ni mate en la mesa blanca. Habia una camioneta y dos autos estacionados junto a la ruta y al frente de la casa. Por la puerta de la casa, que seguia abierta, escapaba una musica del cuarteto imperial, y se adivinaba la luz azul del interior.
A las cuatro de la mañana el Tio Miguel (con acento en la i) ya nos habia repartido a todos por nuestras casas con el Sierra, que como de costumbre habia sacado chispazos para regalar y para archivar.

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