Cuántas versiones conviven que no puedo saber si soy este o aquel,
o soy todos o no soy el que debo ser con cada quien,
o si no soy en el tiempo debido con uno o si en cambio si lo soy,
o lo soy o no lo soy conmigo, cuando estoy contigo,
o cuando estoy solo conmigo
o puedo ser yo mismo con este con aquel contigo y conmigo
El padre que marca la cancha, que es la ley, para bien, o para mal
que entrega el corazón y la sangre y las vísceras en los cuerpos y en las manos y en los ojos de quiénes vienen detrás
y por ellos ríe y por ellos vive y por ellos llora
El amigo que precisa y no pide
pero igual da y también de igual forma, recibe,
el que camina un camino de a dos o de a tres o de a más
y va llevando historias propias y ajenas
con cada vez mas arrugas
y de recuerdos las alforjas de la memoria, llenas.
El hombre, que ama a una mujer ( o a otro hombre) y que da y recibe cariño y tiempo y amor de ese otro igual a el
en un amar horizontal, que inunda el alma a través de los ojos,
que comparte intimidad, calor de hogar, y quizá también algún viso de eternidad
El ser individual, el íntimo sujeto solitario que viene y se va solo de este mundo ,
ese soberano de lagrimas y de almohadas vacias
Que siempre camina solo, aun rodeado de hijos, pareja, amigos,
ese ombligo separado al nacer de la raíz
y que va tejiendo una historia de carne, humores, olores y tactos, miradas y sueños.
una sangre soberana, irrepetible, mirada de eternidad en el dolor y en el amor
Tacto, sangre, carne, mirada, llanto, sonrisa
Alrededor de ese ombligo nutricio, fundacional,
prisma de desvelos, caricias, risas lágrimas y sueños,
vengo partido, unido y rejuntado en mil facetas,
para compartir contigo, para ser yo mismo conmigo
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