Cuántas versiones conviven que no puedo saber si soy este o aquel,
o soy todos o no soy el que debo ser con cada quien,
o si no soy en el tiempo debido con uno o si en cambio si lo soy,
o lo soy o no lo soy conmigo, cuando estoy contigo,
o cuando estoy solo conmigo
o puedo ser yo mismo con este con aquel contigo y conmigo
El padre que marca la cancha, que es la ley, para bien, o para mal
que entrega el corazón y la sangre y las vísceras en los cuerpos y en las manos y en los ojos de quiénes vienen detrás
y por ellos ríe y por ellos vive y por ellos llora
El amigo que precisa y no pide
pero igual da y también de igual forma, recibe,
el que camina un camino de a dos o de a tres o de a más
y va llevando historias propias y ajenas
con cada vez mas arrugas
y de recuerdos las alforjas de la memoria, llenas.
El hombre, que ama a una mujer ( o a otro hombre) y que da y recibe cariño y tiempo y amor de ese otro igual a el
en un amar horizontal, que inunda el alma a través de los ojos,
que comparte intimidad, calor de hogar, y quizá también algún viso de eternidad
El ser individual, el íntimo sujeto solitario que viene y se va solo de este mundo ,
ese soberano de lagrimas y de almohadas vacias
Que siempre camina solo, aun rodeado de hijos, pareja, amigos,
ese ombligo separado al nacer de la raíz
y que va tejiendo una historia de carne, humores, olores y tactos, miradas y sueños.
una sangre soberana, irrepetible, mirada de eternidad en el dolor y en el amor
Tacto, sangre, carne, mirada, llanto, sonrisa
Alrededor de ese ombligo nutricio, fundacional,
prisma de desvelos, caricias, risas lágrimas y sueños,
vengo partido, unido y rejuntado en mil facetas,
para compartir contigo, para ser yo mismo conmigo
BIENVENIDOS
BIENVENIDOS.
DISFRUTEN DE ESTA HUMILDE PAGINA LOS QUE PUEDAN HACERLO, LOS QUE NO, GRACIAS POR HABERSE TOMADO LA MOLESTIA DE HABER ENTRADO
TODOS, LOS QUE PUEDAN Y LOS QUE NO, SEAN FELICES, SEAN LOCOS, DESINHIBIDOS, NO SE REPRIMAN, SEAN AMABLES CON LAS DAMAS
DISFRUTEN DE ESTA HUMILDE PAGINA LOS QUE PUEDAN HACERLO, LOS QUE NO, GRACIAS POR HABERSE TOMADO LA MOLESTIA DE HABER ENTRADO
TODOS, LOS QUE PUEDAN Y LOS QUE NO, SEAN FELICES, SEAN LOCOS, DESINHIBIDOS, NO SE REPRIMAN, SEAN AMABLES CON LAS DAMAS
VAYAN SIEMPRE DE CARA AL VIENTO
VIVAN CON EL CORAZON EN LA MANO.
DECIA DON JOSE DE SAN MARTIN: "SEAMOS LIBRES, QUE LO DEMAS NO IMPORTA NADA."
viernes, 26 de mayo de 2017
domingo, 7 de mayo de 2017
EL VIEJO GUERRA Y LANUS Y LA TELE - RELATO
En 1978 el grana había terminado de morder el más doloroso de los polvos, el humo de la destrucción, se había ido a la tercera categoría del fútbol argentino, luego de una fugaz primavera que en el 75 lo depósito en primera, acabada la cual en el 76 descendio a segunda luego de una polémica final contra Platense, y en ruina económica al otro año continuo en caída libre perdiendo contra Villa Dalmine, aterrizando en "la C", un campeonato hostil, desconocido y durísimo.
Puertas adentro del club había dos frentes, uno el social, que luchaba por mantener unida a la gente sumando esfuerzos, diversas disciplinas deportivas amateurs, plantando árboles en en el complejo polideportivo, haciendo socios, creando un boletín de prensa, haciendo rifas anuales para hacer alguna obra y para pagar deudas, y el otro frente el deportivo, en el cual la taba caia de culo hacia rato.
En este tema algo básico era conseguir un tecnico, uno confiable, serio, creíble, de prestigio, y había uno, que tenía ya unos cuantos años, tanto que lo apodaban " el viejo", que reunía estos requisitos, era don Juan Manuel Guerra, y era de lo mejor del "ascenso".
Tanto prestigio tenía, aunque ya estaba casi en retirada, que se dudaba de que aceptara venir a Lanús, no porque fuera Lanús, sino porque tendría que dirigir un campeonato en canchas difíciles, desconocidas muchas de ellas y en un ámbito por ejemplo en que no existía el control antidoping, por nombrar algo.
El presidente de Lanús, Gonzalez, el Vice Primero Magnaghi, y el Vice Segundo Garrido, terminarom por ir a la casa del viejo Guerra.
Guerra vivía con la señora y los recibieron con unos mates.
Tengo estas masas si gustan.
No señora por favor encima que le invadimos la casa.
Como se acostumbra en este tipo de charlas , en las que todos saben a que van y tienen todos ya pensado algo, la primera media hora o veinte minutos los pasaron hablando de la familia, los hijos del viejo, y alguna otra cosa.
El viejo mostraba igual algun síntoma de esto está todo bien pero yo paso. Se olía en el aire.
Cuando se acabaron los prolegómenos, González le dice mire don Juan Manuel, usted sabe que lo queremos en el club.
Si González, lo sé pero no es tan fácil. Es arriesgarse mucho. Canchas raras - continuo - no es por desmerecer pero se lesionan fácil los jugadores ahí.
Pero es la que nos toca, terciaba Magnaghi.
Si obvio no se elige con quién se baila pero a veces se complica el baile.
Y mientras esto pasaba la mujer de Guerra comienza a levantar las cosas del mate y las masitas,
Dejeme que la ayudo señora dice Horacio Magnaghi,
No, por favor, faltaba mas
Déjeme que la ayudo - insiste - que ya somos muchos contra su marido. Y la ayuda con las cosas del mate.
Y la mujer y Horacio van al comedor, donde estaba prendida la televisión. Estaban pasando una propaganda del mundial de fútbol y algo relacionado con ATC ( Argentina Televisora Color ). Los dos se quedan mirando la propaganda.
Que linda es la televisión color, no? La mujer miraba la tele blanco y negro que tenían todos los argentinos en esa época. La televisión a color ya estaba llegando pero muy poca gente tenía una.
Debe ser muy linda, confirmaba Horacio.
Las plantas verdes, las flores de colores, el cielo azul, seguía la mujer, ilusionada.
La cancha bien verde y la camiseta granate y vamos Lanús carajo, pensaba Magnaghi aunque, claro, no lo decía en voz alta, no sea que la señora se alarmase. - Y digo yo, dijo Horacio -en vez de decir lo que pensaba - capaz su marido le compra una, no ?
La mujer lo miro, sonrió y bajo la vista. Este ? Usted no lo conoce en ese aspecto. Y se puso a vaciar el mate.
Horacio volvió al living de la casa. Garrido y González la tenían peliaguda. Mire que tenemos jugadores que pueden andar muy bien.
No, yo no digo eso. Pero la verdad es que además estoy, la verdad, cansado. Los nervios lo van carcomiendo a uno de a poco, y uno ya no es joven ustedes tienen más energía, se que son gente seria. Pero yo prefiero quedarme en casa, estar con mi señora. Tengo unos alquileres y la jubilacion, no se si soy claro.
Era muy claro que Guerra estaba muy agradecido que Lanús lo haya elegido para ser técnico del primer equipo, pero era tan claro eso como el hecho que no estaba dispuesto a firmar para dirigirlo
No hay nada que pueda depender de nuestra parte para hacerlo cambiar de opinión.?
Les agradezco, de corazón, pero no.
Siguieron unas pocas palabras más y una cordial despedida.
Ya en el Ford Falcón celeste metalizado de González, Magnaghi guardaba silencio y de pronto dijo: A la mujer del viejo le tenemos que regalar una televisión a color. Los otros dos lo miraron.
Y de donde sacamos una?
La de los premios de las rifas.
Esas no se pueden tocar, tercio Garrido, que era el que organizaba el tema de las famosas rifas que mantenian a la tesorería del club.
No se pueden tocar, las bolas no se pueden tocar, mascullaba Magnaghi en voz baja, aunque dichas en el interior de un auto, se escuchó perfectamente.
Vos tocas una tele de esas y yo te denuncio, dijo Garrido
Siguio un silencio, y ya habían llegado a Lanús, Garrido bajo primero porque vivía en Lanús Oeste, Magnaghi y Gonzalez vivían en Lanús Este, cruzaron el paso bajo nivel y a los cinco minutos al bajar en su casa de siempre el Emilio Mitre y Gaebeler, Horacio lo mira fijo a González.
Carlitos, te dijo que le damos a la vieja una de esas Telefunken que tenemos compradas y el viejo agarra.
No se Horacio, nos vamos a poner de culo a Garrido. Hablamos mañana te parece ?
Dale, buenas noches
A la tarde siguiente González estaba atendiendo en su estudio, cuando la secretaria le dice lo llama un señor Juan Manuel Guerra, se lo pasó. Si por favor. Del otro lado de la línea se escuchó la voz gruesa del viejo Guerra
Cómo anda González?
Todo bien por acá don Juan Manuel, usted cómo anda ?
Muy bien González, muy bien. Con la patrona saltando en una pata.
Que bien, dígame, que pasó ?
Qué qué pasó ? Que si no firmo con ustedes más o menos me dijo que me vaya de casa, así que voy a ser corto, soy hombre de pocas palabras.
Usted dirá, lo escucho.
Solo dos cosas González, solo dos cosas. Una, que firmo si ustedes quieren hoy mismo y que alguna incorporación vamos a tener que hacer. Y la segunda es gracias por la televosion esa del nombre difícil usted no se da una idea de lo contenta que esta mi señora
Lo dejo que viene el del servicio técnico para ponerla en marcha.
Colgó.
Gonzalez colgó y miraba el tubo del teléfono sin salir de su asombro. Imagnaba a Horacio Magnaghi cargando la caja de la tele en su Dodge Polara y partiendo raudo de la oficina cuya llave custodiaba, teóricamente, Garrido. Que grande Horacio la puta que te parió.
Al minuto llamo Garrido para decirle que Horacio se había robado una televisión del premio de las rifas y lo iba a denunciar.
Pero a pesar de ser su vicepresidente, prefirio no atenderlo
El viejo Juan Manuel Guerra dirigió tres años al primer equipo de Lanús, y logro ponerlo nuevamente en segunda división, con un equipo inolvidable
Puertas adentro del club había dos frentes, uno el social, que luchaba por mantener unida a la gente sumando esfuerzos, diversas disciplinas deportivas amateurs, plantando árboles en en el complejo polideportivo, haciendo socios, creando un boletín de prensa, haciendo rifas anuales para hacer alguna obra y para pagar deudas, y el otro frente el deportivo, en el cual la taba caia de culo hacia rato.
En este tema algo básico era conseguir un tecnico, uno confiable, serio, creíble, de prestigio, y había uno, que tenía ya unos cuantos años, tanto que lo apodaban " el viejo", que reunía estos requisitos, era don Juan Manuel Guerra, y era de lo mejor del "ascenso".
Tanto prestigio tenía, aunque ya estaba casi en retirada, que se dudaba de que aceptara venir a Lanús, no porque fuera Lanús, sino porque tendría que dirigir un campeonato en canchas difíciles, desconocidas muchas de ellas y en un ámbito por ejemplo en que no existía el control antidoping, por nombrar algo.
El presidente de Lanús, Gonzalez, el Vice Primero Magnaghi, y el Vice Segundo Garrido, terminarom por ir a la casa del viejo Guerra.
Guerra vivía con la señora y los recibieron con unos mates.
Tengo estas masas si gustan.
No señora por favor encima que le invadimos la casa.
Como se acostumbra en este tipo de charlas , en las que todos saben a que van y tienen todos ya pensado algo, la primera media hora o veinte minutos los pasaron hablando de la familia, los hijos del viejo, y alguna otra cosa.
El viejo mostraba igual algun síntoma de esto está todo bien pero yo paso. Se olía en el aire.
Cuando se acabaron los prolegómenos, González le dice mire don Juan Manuel, usted sabe que lo queremos en el club.
Si González, lo sé pero no es tan fácil. Es arriesgarse mucho. Canchas raras - continuo - no es por desmerecer pero se lesionan fácil los jugadores ahí.
Pero es la que nos toca, terciaba Magnaghi.
Si obvio no se elige con quién se baila pero a veces se complica el baile.
Y mientras esto pasaba la mujer de Guerra comienza a levantar las cosas del mate y las masitas,
Dejeme que la ayudo señora dice Horacio Magnaghi,
No, por favor, faltaba mas
Déjeme que la ayudo - insiste - que ya somos muchos contra su marido. Y la ayuda con las cosas del mate.
Y la mujer y Horacio van al comedor, donde estaba prendida la televisión. Estaban pasando una propaganda del mundial de fútbol y algo relacionado con ATC ( Argentina Televisora Color ). Los dos se quedan mirando la propaganda.
Que linda es la televisión color, no? La mujer miraba la tele blanco y negro que tenían todos los argentinos en esa época. La televisión a color ya estaba llegando pero muy poca gente tenía una.
Debe ser muy linda, confirmaba Horacio.
Las plantas verdes, las flores de colores, el cielo azul, seguía la mujer, ilusionada.
La cancha bien verde y la camiseta granate y vamos Lanús carajo, pensaba Magnaghi aunque, claro, no lo decía en voz alta, no sea que la señora se alarmase. - Y digo yo, dijo Horacio -en vez de decir lo que pensaba - capaz su marido le compra una, no ?
La mujer lo miro, sonrió y bajo la vista. Este ? Usted no lo conoce en ese aspecto. Y se puso a vaciar el mate.
Horacio volvió al living de la casa. Garrido y González la tenían peliaguda. Mire que tenemos jugadores que pueden andar muy bien.
No, yo no digo eso. Pero la verdad es que además estoy, la verdad, cansado. Los nervios lo van carcomiendo a uno de a poco, y uno ya no es joven ustedes tienen más energía, se que son gente seria. Pero yo prefiero quedarme en casa, estar con mi señora. Tengo unos alquileres y la jubilacion, no se si soy claro.
Era muy claro que Guerra estaba muy agradecido que Lanús lo haya elegido para ser técnico del primer equipo, pero era tan claro eso como el hecho que no estaba dispuesto a firmar para dirigirlo
No hay nada que pueda depender de nuestra parte para hacerlo cambiar de opinión.?
Les agradezco, de corazón, pero no.
Siguieron unas pocas palabras más y una cordial despedida.
Ya en el Ford Falcón celeste metalizado de González, Magnaghi guardaba silencio y de pronto dijo: A la mujer del viejo le tenemos que regalar una televisión a color. Los otros dos lo miraron.
Y de donde sacamos una?
La de los premios de las rifas.
Esas no se pueden tocar, tercio Garrido, que era el que organizaba el tema de las famosas rifas que mantenian a la tesorería del club.
No se pueden tocar, las bolas no se pueden tocar, mascullaba Magnaghi en voz baja, aunque dichas en el interior de un auto, se escuchó perfectamente.
Vos tocas una tele de esas y yo te denuncio, dijo Garrido
Siguio un silencio, y ya habían llegado a Lanús, Garrido bajo primero porque vivía en Lanús Oeste, Magnaghi y Gonzalez vivían en Lanús Este, cruzaron el paso bajo nivel y a los cinco minutos al bajar en su casa de siempre el Emilio Mitre y Gaebeler, Horacio lo mira fijo a González.
Carlitos, te dijo que le damos a la vieja una de esas Telefunken que tenemos compradas y el viejo agarra.
No se Horacio, nos vamos a poner de culo a Garrido. Hablamos mañana te parece ?
Dale, buenas noches
A la tarde siguiente González estaba atendiendo en su estudio, cuando la secretaria le dice lo llama un señor Juan Manuel Guerra, se lo pasó. Si por favor. Del otro lado de la línea se escuchó la voz gruesa del viejo Guerra
Cómo anda González?
Todo bien por acá don Juan Manuel, usted cómo anda ?
Muy bien González, muy bien. Con la patrona saltando en una pata.
Que bien, dígame, que pasó ?
Qué qué pasó ? Que si no firmo con ustedes más o menos me dijo que me vaya de casa, así que voy a ser corto, soy hombre de pocas palabras.
Usted dirá, lo escucho.
Solo dos cosas González, solo dos cosas. Una, que firmo si ustedes quieren hoy mismo y que alguna incorporación vamos a tener que hacer. Y la segunda es gracias por la televosion esa del nombre difícil usted no se da una idea de lo contenta que esta mi señora
Lo dejo que viene el del servicio técnico para ponerla en marcha.
Colgó.
Gonzalez colgó y miraba el tubo del teléfono sin salir de su asombro. Imagnaba a Horacio Magnaghi cargando la caja de la tele en su Dodge Polara y partiendo raudo de la oficina cuya llave custodiaba, teóricamente, Garrido. Que grande Horacio la puta que te parió.
Al minuto llamo Garrido para decirle que Horacio se había robado una televisión del premio de las rifas y lo iba a denunciar.
Pero a pesar de ser su vicepresidente, prefirio no atenderlo
El viejo Juan Manuel Guerra dirigió tres años al primer equipo de Lanús, y logro ponerlo nuevamente en segunda división, con un equipo inolvidable
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