Extraviar el equilibrio
cabalbando tus prados,
socavando tu matriz,
decretando un mutuo desasosiego
De llegar a no existir ni Dios ni Diablo ni tu ni yo,
de finales furiosos y desbocados,
fugaces eternidades.
Con un final de espasmo dulce y doloroso,
de letargo de muerte,
de armisticio,
y de sueño
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