EN LA ARENA Y AL SOL

Se escuchan sólo el ruido del mar,

Y algún nene hablando con su mama

Que lo reprende por no usar el gorrito

Y llega, o más bien se aleja el vendedor de gaseosas que viene pateando quizá desde Valeria del Mar

Se respira profundamente un aire  limpio y caliente 

Los ojos cerrados y recostado en una reposeea

Los míos están en el agua, chuceandose mutuamente

Todavía no se escucha el grito de Carolina, pero no tardará. 

Al igual que hace unos meses, al igual que hace un año, y dos, y tres.

El sol calienta la piel y los ruidos, todos distantes, dan una sensación de paz, y de ajenidad,  de todo esta tranquilo y esta bien, por lo menos aquí y ahora

Y uno flota 

En su mente flota, o se mece, la calidez de esta todo bien lo mece a uno

Aparecen caras en la memoria. De gente, de mucha  gente, y todos aparecen sonriendo, en estos momentos toda la gente en la memoria sonríe

Que bien que se ven todos sonriendo

Todos y cada uno en un carril de un camino de varios carriles que a veces se cruzan y a veces no 

La vida tiene capítulos, con gente nueva o con la misma gente de antes, las caras se renuevan o pueden volver a estar, más complicado esto último salvo los íntimos y alguno a prueba de balas. 

Basta renovar o que no se agote la tinta para continuar escribiendo el libro de la vida, que será la sangre o las ganas, digo yo, me pregunto. Son las ganas, es el espíritu, es la memoria de los que no están, y la sin algunos momentos de mierda que es la contra de la vida, o es otra cosa, el fuego sagrado, el fuego divino

Las ganas están, la sangre también, y muchas hojas en blanco

Igual hay algo siempre que uno mira, y yo miro a pesar de sentirme muy bien, a pesar de sentirme con más energía que hace unos cuantos años, a las familias y a las parejas.

Eso tuve, y se perdió, 

Ahora toca aprender a ver y a entender y a estar con los hijos 

Y a conocer gente, a conocer a fondo a uno mismo y a los demás, a hablar desde  los huesos y desde el alma. A hablar con el corazón en la mano

Mi libro igual, ha de terminar cuando le toque, pero escrito de a dos, es lo que siento.

Habrá que buscar quien sepa sobre algún capítulo nuevo, digo yo, como dicen los uruguayos.

Y ahora veo que  hay tiempo para escribir,  digo yo, repito.