Ella era tierra, el semilla
ella era luna, el era sol.
Ella era estrella, el era espacio
el era noche, ella el rocio con el perfume de las flores.
Ella era la playa, el era el mar
que la abordaba, la inundaba y la dejaba
para luego volver a cubrirla y a inundarla
y volver a dejarla, para volver al rato.
El era el volcan, ella era el valle,
el derramaba su lava en los prados.
La savia de el se internaba en la matriz de la tierra
abriendo y quemando las espigas doradas.
Ella tenia un mar en su espalda blanca,
un mar de lunares como islas o puertos
que podian ser recorridos una y otra vez
por los barcos de los besos de el.
Y en la espalda las islas,
y en las islas los valles y volcanes,
y la tierras y la lava
y la semilla, y la arena y el mar.
Y en las noches el rocio,
y en el rocio el perfume,
y en cada gota el reflejo del lucero,
y el lucero iluminando el barco de sus labios
recorriendo la espalda y las piernas cansadas,
besando detenidamente y uno a uno
cada lunar, cada espacio en blanco.
Y no se concebia al uno sin el otro,
y ella era ella pero era tambien el,
y el era el pero tambien era ella
cuando se dormian con un cansancio de desmayo,
de perder la conciencia del tiempo y de las cosas,
y al despertarse ella lo volvia a ver,
y el la volvia a ver a ella,
y veia su cuello de gacela,
y corria el mechon que cubria el nacimiento de su cuello
y lo besaba de nuevo,
y el mundo eran ellos dos,
y acababa en ese cuello,
y ahi se queria quedar.
y veia su cuello de gacela,
y corria el mechon que cubria el nacimiento de su cuello
y lo besaba de nuevo,
y el mundo eran ellos dos,
y acababa en ese cuello,
y ahi se queria quedar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario