Somos todos de Lanus, dijo Diego Armando Maradona, y sabemos que es hincha de
boca, o eso es lo que dice en todos
lados, pero el Diego ES de Lanus, se reconoce en el barrio, porque además de Lanus eran sus padres, es que
siempre se vuelve a las cosas simples, siempre se vuelve al barrio.
Siempre se vuelve a la raíz. Quiza a eso
se refería.
Igual yo Soy Granate aunque el Diego sea del Schalke 04, y es
algo que no podre cambiar, al igual que los que conozco de toda la vida y a los
que sigo viendo en la ciudad, en el club, en el complejo polideportivo, en la
calle, en el trabajo. Somos todos de
Lanus, y es sentirse reconocido y
reconocerse en un grupo social que
atraviesa clases, profesiones, inteligencias. Somos todos de Lanus, y a otra
cosa.
Cuando gana Lanus, y a esto viene la cosa, se siente algo, algo
especial, y que le pega a todo el grupo.
La luna no sale a una hora distitnta, pero tiene otra
calidez, la vieja de mierda de la cuadra, cuando gana Lanus, es una anciana
querible. Como decía Fontanarrosa en un cuento, a esa vieja de mierda, que a
uno lo mira siempre torcido, dan ganas de comentarle que la Enamorada del Muro
le esta creciendo parejito, que esta logrando esa hermosa planta una dimensión y
una hermosura notables. Se siente una sensación de saciedad espiritual. Hasta
el enfermo del hospital fanatico del grana cuando sabe que aunque haya ganado Lanus el no vaya a
curarse y seguirá estando jodido, en ese momento ha recibido una caricia en al alma.
Cuando gana Lanus y uno esta en la cancha la sensación es indescriptible.
Cuando gana Lanus es mirar a los que están al lado,
abrazarse. Es el abrazo fuerte a mis hijos que están conmigo en la cancha.
Es saber que muchos de los granates que ya no están no
pasaron en vano por lo menos en este tópico. Su pasión sigue viva, es mirar el arco de Italia Chica donde están las cenizas de mi
viejo y de mi primo para cerciorarme que siguen estando y como saludándolos, y
mientras se van los visitantes, recorrer
con la mirada tranquila y contenta las tribunas y el campo de juego. Ver a los
periodistas que juntan los cables y a los policías ya sin la formación marcial,
que se van aflojando.
Como dice Eduardo Saccheri en “Papeles en el Viento” , lo
mejor del triunfo, lo mejor del futbol,
lo que devuelve en definitiva en ultima instancia al hincha todo el aparato del
futbol, todas las estructuras incluidos los jugadores y los millones en juego y las pasiones en juego y el amor incondicional, se reduce a esos momentos que le siguen a
un triunfo.
Sobre todo Cuando gana Lanus y si es un domingo a la tarde, y
de local. Que el domingo ya esta perdido, ya casi paso, porque no hay urgencias un domingo a las siete de la
tarde. Y si ganamos, mientras se van los visitantes y uno mira asi, alrededor
de donde se encuentra, ve paz, ve alegría, no gritos, sino algunas charlas
distendidas o gente con la mirada colgada en el césped o en las gradas, y mucha
gente mirando lo mismo, mirando a los pares, recordando, estando, compartiendo
ese momento mágico.
Es una sensación de plenitud, en ese momento estamos plenos,
estamos igualados, estamos felices, y esa felicidad se siente porque nace del
mismo lugar de donde nacen los grandes dolores del ser humano. Esa felicidad nace en el corazón
y en los huesos, y se siente en el corazón y en los huesos, en lo mas básico del hombre.
Ese sentir ese momento es el producto de años de ir a ver al Grana y salir a veces bien, a veces mal. Porque esa sensación
de felicidad es una elaboración inconciente del alma, producto de toda una
vida, de haber estado allí desde los cuatro años con mi abuelo, con mi viejo, mis tios, con mis primos, con amigos,
con compañeros, y todos tirando para un mismo lado.
Recuerdos que se mezclan en un caldo exquisito y que tiene gusto a felicidad.
Recuerdos que se mezclan en un caldo exquisito y que tiene gusto a felicidad.
Los viejos de la tribuna de madera de Italia Chica, la cancha
de tablones, los teros eternos que vivian adentro de la cancha, chuenga, la
piza de pepino en su bicicleta estacionada en la calle Arias, mi abuelo
caminando con las manos agarradas detrás de la espalda y con el pañuelo al
cuello. La rifa de la pelota, la rifa de la camiseta, los manies, las garrapiñadas, las banderas, la gente.
Cada uno tiene sus propios recuerdos, y el recuerdo de
momentos queribles, añorables, que ya pasaron en algunos casos, y recuerdos que
se van a su vez generando para uno mismo y para sus hijos, en estos momentos mágicos de ahora que se siguen repitiendo como una letania eterma y que nos enriquecen como personas: Que
nos dicen hace lo que quieras pero
recorda que vos sos esto, de aquí venis, esta es tu historia, aca sos un trapo y un grito de Dale Grana.
Y si por casualidad, como decía Saccheri, en una de esas, mientras se recogen y guardan las banderas, mientras el cuerpo comienza a sentir un cansancio comodo, un cansancio tranquilo donde el sentimiento logra amalgamarse en el físico y nos tiene en un estado de bienestar, si por casualidad, decía, mientras se va terminando la tarde y mientras van saliendo los visitantes y se recogen los trapos, una ráfaga de viento se llega a arremolinar, y si algunos papelitos que qeudan siempre en el piso de la tribuna o del campo de juego, que producto de ese arremolinamiento se elevan un poco después de dar varias vueltas, y suben que se yo, un metro, o un metro y medio ya esta. Si uno tiene la posibilidad de verlo tiene la frutilla del postre porque es la certeza de que hay algo mas, en mi caso particular siento que todos los granates que están en el cielo estuvieron en el estadio y vuelven al cielo después de ver el partido.
Y si por casualidad, como decía Saccheri, en una de esas, mientras se recogen y guardan las banderas, mientras el cuerpo comienza a sentir un cansancio comodo, un cansancio tranquilo donde el sentimiento logra amalgamarse en el físico y nos tiene en un estado de bienestar, si por casualidad, decía, mientras se va terminando la tarde y mientras van saliendo los visitantes y se recogen los trapos, una ráfaga de viento se llega a arremolinar, y si algunos papelitos que qeudan siempre en el piso de la tribuna o del campo de juego, que producto de ese arremolinamiento se elevan un poco después de dar varias vueltas, y suben que se yo, un metro, o un metro y medio ya esta. Si uno tiene la posibilidad de verlo tiene la frutilla del postre porque es la certeza de que hay algo mas, en mi caso particular siento que todos los granates que están en el cielo estuvieron en el estadio y vuelven al cielo después de ver el partido.
Y solo el futbol y esa
sensación de comunidad que el futbol produce es capaz de hacer sentir a
alquien esto. Los de aca estamos, pero ellos también estuvieron en el partido,
y ahora vuelven a su morada, al igual que vuelve uno con un brazo sobre el
hombro de su hijo, uno que se va sin ganas de irse, a tomar unos mates o una coca a casa , uno que sabe que
nuevamente cuando nos miremos al espejo esta noche antes de acostarnos o mañana
a la mañana, vamos a tener una arruga
nueva en la cara, y unas cuantas canas nuevas.
Gano Lanus, bienvenida
la arruga y las canitas. Uno que sabe es
de aca y se siente pleno porque Gano Lanus, y sabe que una vez mas, estuvimos todos.
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