A la hora de
la oración, al caer la tarde,
cuando las
sombras avanzan y al oeste los anaranjados reinan,
cuando el
sol se acaba de recostar, te imagino conmigo.
En una
charla intima, con silencios dilatados,
con miradas
profundas y acariciando tus manos.
Al igual que
el sol se recoge en el horizonte,
de la misma
forma me quedo con vos,
en tu
mirada, en tus manos, recostado sobre tu vientre calido.
Lanus, 11 de
marzo de 2012
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