Gris la calle.
Una vena gris en un entramado de calles grises que le dicen ciudad.
Una sangre gris, oscura, pesada.
Coches y calles, todo metal y asfalto.
La noción del frío en la idea del objeto.
No he visto un cemento ni una sola máquina cálida.
Toda naturaleza inorgánica, mineral.
Gente gris, miradas bajas.
Cuantas mochilas oscuras han de cargar esas espaldas,
que hasta contagian el peso a los ojos.
Paredes grises, ventanas cerradas.
Cables que cruzan cielos nubosos,
entramado de cables y aparatos que como una red de protección,
impiden a los ángeles bajar a la tierra.
Que cortan y dividen y degradan la luz del sol.
Un cielo gris, de un celeste devaluado,
que añora la luz y el incendio del calor del verano.
Aquellos azules del mediodía
aquellos fuegos del atardecer
y los rosados de la aurora.
Como se vuelve gris todo cuando se aleja el verano.
El sol apenas solo entibia de a ratos,
y todos nuestros grises,
los de afuera y los de adentro,
se van reflejando en la rutina,
y así se van perdiendo
los colores del alma en una conjura
para que llegue el invierno a tu corazón
No lo permitas !! Rebelate !!
Porque ahí esta la muerte cotidiana,
la muerte en vida.
Sólo tu color íntimo y personal
puede salvarte en este camino hacia la muerte que es la vida.
Sólo la vida vence a la muerte y el color furioso a su falta absoluta.
Entretanto, y así, si puedes,
grita y salta y rie y bebe
todas las gotas de felicidad que puedas,
Ayer ya ha pasado,
y la unica certeza de la vida es su final.
Por eso vive hoy, siempre hoy,
y que el gris que todo lo cubre no empañe la foto de tu corazón
Así tus pisadas y tu camino
valdrán las penas que has de tener,
y lo que tenga que ser
será bienvenido.